domingo, 4 de diciembre de 2011

Madrid, otra vez ante ella

Demasiados años de exilio, Madrid de nuevo ante los ojos de Matilde Santos:

"Los primeros edificios y las primeras calles de Madrid ya estaban delante de ellos, nada reconocía, súbitamente le asaltó la idea de encontrarse en una ciudad extraña. El tráfico estaba más lento de lo acostumbrado, era la hora del cierre de los comercios y oficinas, y a ello se unía la intermitente lluvia que caía sobre la ciudad. La tarde languidecía bajo el cielo encapotado, el coche avanzaba con lentitud hacia el interior del paisaje urbano, y seguía viéndolo todo tan distinto que pensaba en lo poco que aquello tenía que ver con la ciudad que había abandonado al salir durante la guerra hacia Valencia, tras los pasos del gobierno republicano, bastante tiempo después que éste lo hiciera, cuando el escenario pintaba muy mal para las posiciones republicanas. Teníamos las tropas sublevadas tan cerca que casi olíamos los efluvios de sus guisos y el tufo denso de los embutidos que atesoraban en la talega, habían arremetido con tanta fuerza que el panorama de las calles y plazas era desolador: destrucción por todas partes y caras famélicas preguntándose cuándo se terminaría aquella pesadilla… Una imagen que contrastaba con la ciudad moderna que se abría paulatinamente a sus ávidos ojos observadores y en la que le era difícil reconocer los primeros barrios por los que transitaban. «Madrid ha crecido mucho —le respondía el joven inspector a las continuas preguntas de su viajera, ansiosa en descubrir por dónde iban—, estamos en la M-30, más adelante verá usted calles y edificios que seguro reconocerá.» Sólo la presencia del Madrid más antiguo le aproximó a imágenes familiares, donde ya resultaba fácil identificar calles y edificios, la Puerta de Alcalá y el parque del Retiro le brindaron la ansiada familiaridad. No tuvo que solicitar la ayuda de su acompañante. El coche envolvió la fuente de la Cibeles y enfiló la calle de Alcalá, los recuerdos se agolparon de repente, las escenas de bombardeos, de casas destruidas, de barricadas por doquier asaltaron su mente por unos instantes, hasta que el coche se adentró en la Puerta del Sol y fue a detenerse ante la Dirección General de Seguridad."

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