El pasado lunes, 8 de abril, celebré un encuentro con los lectores
de La renta del dolor en la biblioteca municipal del Albaicín,
junto al lado del mirador de san Nicolás, con La Alhambra al frente.
El encuentro ha sido recogido,
cercano, de una proximidad fastuosa. Y de nuevo se han escuchado palabras de
admiración hacia Matilde Santos, a la mujer que rompió tópicos, a la que asumió
con entereza la dificultad de los tiempos que le tocó vivir. Y se han evocado recuerdos
de aquella Granada de los años sesenta y setenta, con una dictadura que parecía
no tener fin, y de la actividad de su Universidad, y de los lances de una vida
en sociedad que abundaba en la monotonía.
Enorme satisfacción de ver cómo tantas personas disfrutan con la lectura de la
novela, donde tanto protagonismo tiene la ciudad de Granada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario