viernes, 2 de febrero de 2018

EL ABRAZO CONTRARIO

Con el “Frontispicio para El abrazo contrario, de Rafael Saravia, pudo ser texto ecuánime pero no había con qué”, Antonio Gamoneda nos inicia en la lectura del poemario El abrazo contrario (Bartleby, 2017). Así arranca Gamoneda:
“Señorías:
Las familias, semanalmente, juntan las uñas en racimos coléricos. Juntan uñas y deudas; cada uña con su cólera, cada cólera con su deuda; la contractiva, la alimentaria o la inclemente del inquilinato.”
Tuve la oportunidad de asistir a la presentación de El abrazo contrario en la librería Picasso de Granada. La oportunidad de escuchar en la voz del poeta algunos de los poemas nominados e innominados, titulados y no titulados, que conforman este poemario lleno de versos cargados de belleza, con un enorme sentido poético y la búsqueda incesante de la armonía de las palabras.
El abrazo contrario está compuesto de tres propuestas: Barrios de sal, Tejer fronteras y Derramas de luz, donde se mezclan sentimientos, dudas, sarcasmos, quiebras, alegrías, y también paz, calma y sosiego en nuestra relación con la vida y con lo que nos rodea. La primera, “Barrios de sal”, está construida con un sentido más político y contestatario, con un sentido más reivindicativo. En “Tener fronteras”, el amor es el protagonista en toda su extensión, como pilar fundamental que sustenta la existencia del ser humano. La tercera, “Derramas de luz”, nos introduce en la búsqueda del yo, en nuestra tendencia a traspasar más allá del espejo que refleja nuestra imagen.

Dejo aquí una muestra de la fuerza expresiva que se aprecia en la poesía de Rafael Saravia:
VI
Sostén la tierra entre tus dientes.
Guarda si es preciso su misterio entre las uñas, así,
entre hebras untadas de lágrimas no reconocidas.

Revelarás entonces la gracia.
El lugar donde el ego repone energía,
las tremendas necesidades del sexo y sus tambores…

Revelará sin temor los juegos que te hacen digna del esfuerzo.

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